viernes, 9 de noviembre de 2012

Nueva serie: El sexo en la historia


La historia de los seres humanos es la historia de sus relaciones sexuales

El sexo ha variado mucho de una cultura a la otra y en el tiempo. Ha estado condicionado por censuras, tabúes, creencias religiosas, legislaciones, y pos los avances médicos y tecnológicos. La idea de esta nueva serie es conocer algunas curiosidades, rarezas y anécdotas picantes, que obviamente NO son aptas para todos los públicos, en especial para aquellos que no quieran abrir sus mentes y relativizar lo instituido.



Comenzamos por Egipto, “el don del Nilo” como dice la sabia metáfora Heródoto. Allí el incesto no era algo anormal ni amoral, y ciertas formas de prostitución estaban dedicadas a los dioses.


Egipto caliente (primera parte)  

Isis, la Diosa Madre de los egipcios
Autoerotismo divino: En el Egipto Predinástico y Antiguo (c. 3.500 – 2.450 aC), las sacerdotisas acompañadas de eunucos realizaban rituales orgiásticos en nombre de la Diosa Madre Isis. La ceremonia consistía en la autoestimulación erótica de las sacerdotisas con objetos artísticos de formas fálicas. También usaban para estos ritos los alabastrones, unas vasijas contenedoras de perfumes talladas en alabastro con forma cilíndrica, que simulaban un pene. Estos objetos colgaban de sus cuellos a modo de talismanes. Esto explicaría por qué el vocablo alabastro pasase al griego con el significado de insaciable.   

Enlaces precoces: Las mujeres egipcias solían casarse entre los 12 y 14 años de edad, y los varones hacia los 16.

Hay esposas y esposas: En el Impero Antiguo (c. 2.750 – 2.450 aC), el faraón era el único varón que podía tener varias esposas legítimas. Pero estas tenían diversas categorías. Sólo unas pocas mujeres, con toda seguridad emparentadas familiarmente con el faraón, eran auténticas reinas; que, por lo general, podían ser enterradas en pequeñas pirámides subsidiarias construidas alrededor de la de su esposo.
Junto a las esposas oficiales (principales y secundarias) el faraón estaba rodeado por un gran número de servidoras, esclavas y concubinas llamadas “Ornamentos reales”, así como por las “Bellezas vivas de Palacio”, que con sus cantos y bailes entretenían al rey.  Este conjunto de féminas junto con los descendientes del rey y sus nodrizas formaban el llamado “El harén del faraón". Estaba además, “El harén de viaje”, una delegación del harén que se trasladaba junto al rey en sus viajes. Incluso en tiempos de guerra. 

Pioneros del divorcio legal y de los contratos prenupciales: los matrimonios y divorcios durante el Impero Antiguo estaban regulados por contratos meramente económicos establecidos por la pareja. La mujer tenía los mismos derechos que el hombre ante la ley: podían heredar, conservar y disponer de sus bienes sin consultar a su marido. Además, éste no podía imponer ningún tipo de limitación en la forma de vestir ni de exhibir sus encantos. De hecho, el sabio Ptahhotep (c. 2.400 aC) llegó a advertir que la exhibición de cuerpos semidesnudos de las mujeres implicaba un riesgo para la estabilidad conyugal o emocional de los varones.

Diosa sirio-fenicia
del amor, fertilidad
 y a la vez de la guerra,
Astarté se introdujo
en Egipto a mediados
del Imperio Nuevo
(c. 1.580 - 1.100 aC)
El destino de las más bellas: Una clase de sacerdotisas consagradas a diferentes diosas era la de las palácidas, las hijas más bellas de la elite egipcia eran elegidas para que se dedicaran a la prostitución. Se trataba de una misión sagrada, como demuestra el hecho de que ejercían el oficio más viejo del mundo en el templo de la diosa Astarté. Las jóvenes se entregaban como parte del ritual de la siembra para aumentar la fertilidad de la tierra.

No me gusta tu mirada: cualquier miembro de la pareja podía solicitar la separación en función de ciertos argumentos como el adulterio, la esterilidad e incluso la incompatibilidad de caracteres. Un documento hallado en el poblado de Deir el-Medina narra la historia de un esposo que, enamorado de una joven, quiso divorciarse de su mujer argumentando que ésta era tuerta, defecto que, al parecer, ya presentaba cuando se casaron. La excusa sólo sirvió para que la mujer lo recusara ante el tribunal y se vengara dejándolo en la ruina.

Un apodo muy fino: Las prostitutas eran conocidas entre los egipcios con la expresión kat tahut, donde kat significa “concha” y tahut “prostituta”.

Sarcófaco de la reina Nicotris.
Mujeres al poder: Egipto fue el único reino de la Antigüedad que permitió a las mujeres acceder a la jefatura del Estado en las mismas condiciones que los hombres, gracias a una ley promulgada durante la II Dinastía (c. 3.000 – 2.750 aC). La primera mujer faraón fue Nitocris (c. 2193 – 2191 aC), que tomó el trono luego del asesinato de su esposo por unos traidores, a los que ella hizo ahogar en el Nilo. Su nombre se encuentra en las Historias de Heródoto y los epítomes de Manetón, asignándole Julio Africano doce años de reinado. Manetón la describe como "la más valiente que todos los hombres de su época, la más bella de todas las mujeres, de piel hermosa y rojas mejillas" y comenta que ella ordenó construir la "tercera pirámide" en Guiza, la que es atribuida habitualmente a Menkaura (Micerino). Considerada por los eruditos como la primera gobernante femenina de Egipto, la primera reina conocida del mundo, y la primera mujer que toma el título de faraón (otras serían Hatshepsut de la dinastía XVIII y Cleopatra VII de la dinastía Ptolemaica).

Test de fertilidad nauseabundo: El método usado por los egipcios para diagnosticar la esterilidad femenina consistía en tomar “una sandía y el fruto del simocoro; triturar y mezclar con leche de mujer que haya traído al mundo un hijo. Se le dará de beber a la supuesta estéril y si vomita, ella tendrá un hijo, pero si en vez de vomitar ella elimina gases, ella nunca tendrá hijos”.

Un anticonceptivo para no imitar: uno de los métodos anticonceptivos más curiosos descripto por el papiro médico de Kahún consistía en aplicar en las partes íntimas femeninas una solución viscosa elaboraba en base de estiércol de cocodrilo. 

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