lunes, 21 de julio de 2014

El conflicto palestino-israrlí (5° Parte)

El recrudecimiento del conflicto

Desde que empezara la ‘Operación Marco Protector’ en la Franja de Gaza, la mayoría de muertos y heridos en Gaza son civiles. El personal sanitario también se encuentra bajo el fuego, ha afirmado hoy la organización internacional médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras. Hoy al menos cinco personas murieron y más de 50 resultaron heridas por el ataque con artillería de un tanque israelí contra el hospital de Al-Aqsa. Más de quinientos palestinos y 20 israelíes (sólo 2 civiles) han muerto desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, que entra hoy en su decimocuarta jornada, mientras la diplomacia internacional trata de sacar adelante un alto el fuego. Una portavoz del Ministerio de Salud de la Franja estableció en 3.330 el número de heridos, mientras que fuentes israelíes cifran en casi medio centenar sus heridos desde que empezó el pasado jueves la fase terrestre de la operación “Margen protector”, que en un principio era aérea y por mar

El 28 de septiembre de 2000, en pleno debate sobre el futuro de Jerusalén durante la cumbre de Camp David, el entonces líder de la oposición israelí, Ariel Sharón, visitó la zona exterior del recinto de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, con el permiso del jefe de la seguridad israelí en Cisjordania. Esta visita, interpretada como una gravísima provocación por parte de la población palestina, provocó algunos incidentes y choques entre éstos y las fuerzas de seguridad, aunque ninguno de ellos de gravedad. No obstante, al día siguiente, durante la plegaria del viernes y con la tensión entre ambas poblaciones en aumento, cientos de jóvenes musulmanes apedrearon desde la Explanada de las Mezquitas a los fieles judíos congregados ante el Muro. La policía israelí disparó usando fuego letal, matando a siete palestinos, extendiéndose los incidentes por toda la parte árabe de Jerusalén. Se ha venido sosteniendo que la Segunda Intifada se inició a raíz de estos hechos, aunque una comisión internacional realizada al efecto, la llamada Comisión Mitchell, descartó esta posibilidad, asegurando que la violencia palestina hubiese estallado de cualquier forma como producto de la negativa de Yasser Arafat de aceptar las propuestas israelíes de Camp David. En concreto, Bill Clinton y Ehud Barak, entonces primer ministro de Israel, propusieron una serie de concesiones que no fueron aceptadas por el "rais" palestino, al no contemplarse el derecho de retorno de los refugiados palestinos, derecho reconocido por la ONU en 1948 y principal motivo del nacimiento de la OLP. La negativa de Arafat provocó la reacción de la población palestina de los territorios ocupados en respuesta a la propuesta de ambos presidentes.




De la segunda Intifada al Muro de Palestina

Israel reprimió duramente la Segunda Intifada, con saldo de muchos muertos y heridos. En una espiral de violencia impresionante, la situación exacerbó a los extremistas palestinos (en particular el grupo armado Hamás) que iniciaron una serie de brutales ataques suicidas. La situación de extrema violencia llevó a Ariel Sharon a convertirse en premier israelí y a suspender indefinidamente la “Hoja de Ruta” y el proceso de paz. El gobierno de Sharon desconoció como interlocutor válido al presidente de la autoridad Palestina, Yasser Arafat, y lo intimó reformar la constitución palestina creando un puesto de primer ministro y a desarmar definitivamente al Hamás. Sin embargo estas imposiciones terminaron por quitarle el poder a Arafat, quien terminó siendo rehén de los extremistas palestinos y del ejército israelí que invadió (y volvió a ocupar de facto) Cisjordania y Gaza en 2003.

Las tropas israelíes sitiaron y demolieron sistemáticamente el edificio de la Autoridad Palestina en Ramallah, mientras que Arafat se resistía renunciar, a pesar de su delicado estado de salud. Hasta que en septiembre de 2004, el presidente palestino y líder histórico de la OLP falleció.

El gobierno de Sharon avanzó entonces con un plan unilateral de división de territorios sin reconocer la soberanía palestina y que se asemeja más a una recolonización de Cisjordania a través de la edificación de un muro de separación y la evacuación de las colonias hebreas en la Franja de Gaza.

La espiral de violencia se cerró en 2006, con el triunfo del brazo político del Hamás en las elecciones parlamentarias palestinas que lo llevó al grupo a conformar un gabinete y nombrar como nuevo premier a su líder, Ismael Haniyeh. A pesar de que el Hamás ofreció una tregua; Israel (con sobrados motivos para desconfiar) no reconoció al nuevo gobierno al que le restringió los movimientos, y logró imponer que Estados Unidos y la Unión Europea suspendieran toda ayuda económica al Estado Palestino.

A esto se sumó la negativa del Hamás a renunciar a la lucha armada y la negativa de sus líderes a reconocer públicamente al Estado de Israel. A finales de junio de 2006 la situación volvió a agravarse cuando un comando de un grupo relacionado al Hamás secuestró a dos soldados israelíes e intentaron chantajear al gobierno de Israel con un canje de prisioneros.

La respuesta israelí no se hizo esperar, y pocas semanas después el ejército hebreo volvió a ocupar la Franja de Gaza e inició una feroz represión que pasó casi desapercibida ante el desmesurado ataque que Israel perpetró contra el Líbano con motivo de desbaratar al Hezbollah.

En el contexto de la guerra global contra el terrorismo que lanzó Estados Unidos después de septiembre de 2001, toda resistencia nacional –contra países “amigos”– fue asimilada como parte del “terrorismo mundial” justificando que Israel acabara con el proceso de paz iniciado en los ’90 e iniciase un proceso de división unilateral de territorios que se traduce en una recolonización de Cisjordania y en el diseño de un estado palestino a medida sin soberanía territorial, sin independencia política y sin autarquía económica. 

El muro que se construye alrededor de Cisjordania no sólo niega el acceso de los campesinos palestinos a sus tierras y las fuentes de agua creando un territorio convertido en una serie de enclaves vigilados por Israel, sino queja prisionera a la población de su propio país, en una condición de hombres y mujeres sin medios de producción a los que no hace falta explotar. Convirtiendo la independencia de su nación en un eufemismo cínico y generando exclusión y pobreza, caldo de cultivo para el terrorismo. 

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Anexo Cartográfico:

Fuente: Ministerio de Asuntos Interiores de Israel (http://www.mfa.gov.il/MFA/Facts+About+Israel/Israel+in+Maps/)


Muro alrededor de Cisjordania
Fuente: Le Mode Diplomatique, junio de 2003.


El Muro de la Vergüenza: doce años aislando pueblos

La valla "defensiva" (-ofensiva israelí) afecta diariamente a unos 500.000 palestinos que están separados de sus campos y lugares de trabajo.

Pintadas. Los bloques de cemento se convirtieron en lugares de expresión.

Son 723 kilómetros de barrera de hormigón y valla metálica, sensores electrónicos, alambre de púas, zanjas, miradores y 66 puestos de control que separan Israel de los territorios palestinos de Cisjordania. Condenada por la ONU y la Corte de la Haya, la construcción que separa a los campesinos de sus tierras y a las familias de sus lugares de trabajo, centros educativos y de salud cumplió ya 12 años. 

El 16 de junio de 2002, el entonces primer ministro israelí Ariel Sharon tomó una decisión que despertó cuestionamientos en casi todo el mundo: levantar un muro para separarse de Cisjordania, con la excusa de defenderse de los ataques procedentes de los territorios palestinos. Corrían los sangrientos días de la segunda Intifada (levantamiento palestino) contra la ocupación israelí.

Sólo en la primera mitad de ese año murieron unos 200 israelíes en atentados suicidas de extremistas palestinos. Dos días después de que se empezara a construir la valla defensiva, 19 escolares murieron cuando se inmoló un palestino en Jerusalén. 

El muro de la vergüenza. Vista panorámica de uno de los tramos del muro.

En este violento contexto, una amplia mayoría de los israelíes apoyó la construcción del muro que invade territorio palestino, es decir al Este de la Línea Verde establecida tras la primera guerra árabe-israelí en 1948, conocida por los israelíes como Guerra de la Independencia. En algunas partes, las placas de cemento alcanzan los ocho metros de altura para protegerse de los francotiradores.

Desde entonces, son "casi 500.000 los palestinos que se ven afectados por la construcción" ubicada en un 80 por ciento en territorio palestino, explicó Daniela Gordon, de la organización de derechos humanos israelí Machsom Watch.

Todos los campesinos palestinos cuyas tierras se encuentran entre la Línea Verde y el muro deben atravesar las llamadas "puertas de la agricultura" para llegar a sus campos e invernaderos. Tres veces al día, soldados israelíes fuertemente armados abren esos accesos durante cerca de media hora. Sólo quienes tengan un permiso especial pueden acceder a sus campos. Por la noche, regresan bajo la mirada de desconfianza de los soldados.

El "Apartheid" israelí. Miles de agricultores y trabajadores palestinos día a día atraviesan los check poits controlados por el ejército israelí.

"Por supuesto que espero que este muro desaparezca un día", dijo uno de los militares que vigilan las puertas, al que no le está permitido dar su nombre. "Presto servicio aquí desde hace tres años, y no es nada divertido", afirmó mientras controlaba desganado un tractor. "Pero por desgracia", agregó, "el muro sigue siendo irrenunciable para mantener la seguridad de Israel".

Según el diseño de su trazado, el objetivo es rodear los más de 50 asentamientos israelíes donde viven un 80% de colonos, incluyendo extensas áreas de tierra alrededor de ellos, lo que permitiría crear una continuidad de los asentamientos con Israel y separar la zona del resto de Cisjordania.

Hoy en día, el conflicto entre israelíes y palestinos permanece estancado y la lógica idea de dos Estados no avanza.  El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, presentó en septiembre pasado una solicitud de membresía de la ONU para un estado palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza, con Jerusalén este como su capital, pese a la fuerte oposición de Israel y Estados Unidos que sostienen que la paz en la región sólo puede llegar de la mano de negociaciones palestino-israelíes.

Incesante. Los israelíes siguen construyendo el muro para dividir y encapsular a los palestinos en su propio país.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos de las negociaciones tiene que ver con los asentamientos en Cisjordania, territorio ocupado en el que Israel se niega a dejar de construir viviendas, una condición inamovible por parte de los palestinos para retomar el diálogo.

A doce años del inicio del levantamiento de este muro, los atentados en Israel disminuyeron, aunque no está claro si es producto del muro o por el fin de la Segunda Intifada, que comenzó el 28 de septiembre de 2000 y concluyó oficialmente el 24 de febrero de 2005.

"El muro es absolutamente innecesario, los palestinos no somos terroristas, queremos paz", explicó Omar, de 40 años, quien tiene una explotación de horticultura en la zona cercana al muro en Habla. Los fines de semana, sus principales clientes son, precisamente, israelíes.

Utilidad. Lo único seguro es que el día a día de decenas de miles de palestinos se complicó extremadamente.

























© carlitosber.blogspot.com.ar, Julio 21 MMXIV
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