martes, 1 de julio de 2014

La Primera Guerra Mundial (4° Parte)

Las batallas más sangrientas de la guerra 

 El pueblo de Verdún en 1915, antes de que la batalla comenzara.
En el tercer año de la guerra tuvieron lugar dos batallas de tal horror, devastación y completa inutilidad que sus nombres se han convertido en sinónimos de descenso en los infiernos. Un descenso que fue casi literal porque los soldados permanecieron durante meses en las trincheras. De la primera, en la ciudad estratégica de Verdún, junto al río Meuse, un soldado alemán escribió: "Cualquiera que se haya revolcado en esa ciénaga llenas de gritos y muertes ha traspasado la misma frontera de la vida". La segunda, a lo largo del río Somme, resultó más sangrienta.



Vista de Verdún después de la batalla (fines de 1916)
La batalla de Verdún se produjo en febrero de 1916, tras un año y medio de inmovilización. Los aliados, que contaban con nuevos regimientos británicos (aumentados con la leva general de enero) y una producción masiva de munición, habían planeado una ofensiva general en los frentes occidental y oriental. sin embargo, los alemanes, tras descartar cualquier amenaza por parte de Rusia o Italia, atacaron primero. Su ofensiva de Verdún pretendían hundir a Francia en el barro con una batalla imposible de ganar y dejar a Inglaterra irremediablemente aislada.

La batalla por la ciudad y sus colinas cercanas duró seis meses. No obstante, el general Henri Philippe Pétain montó una defensiva implacable y antes de que los alemanes pudieran tomar las fortalezas de Verdún, los aliados lanzaron una ofensiva a lo largo del río Somme. La primera batalla de Somme, la de mayor mortandad, de la guerra, desvió a las fuerzas alemanas y permitió a los soldados aliados de Verdún recuperar algo de terreno. Sin embargo, las fuerzas francesas quedaron tan debilitadas que la ofensiva del Somme acabó sin resultados satisfactorios cuando las lluvias de noviembre convirtieron el campo de batalla en un pantano.

Fuera de Francia, incluso las batallas más importantes consiguieron muy poco. La mayor ofensiva de Rusia, el asalto de verano sobre Bucovina y Galitzia, empezó bien pero se frenó al llegar a los Cárpatos; en septiembre las bajas rusas ascendían a un millón, muchos habían sido capturados o habían desertado y la moral de la nación se vio erosionada.

Un año que había empezado con la esperanza de una inminente victoria para ambos bandos, terminó en la misma situación de estancamiento.


Daños emocionales

En algunos aspectos la Primera Guerra Mundial fue la última guerra del siglo XIX: lo oficiales todavía llevaban espadas, y los reyes y nobles desempeñaban un papel principal en los asuntos militares. Sin embargo, tecnológicamente, fue un conflicto que pertenece definitivamente al siglo XX.

Los fuertes amurallados no proporcionaban demasiada seguridad contra los enormes obuses; las cargas de infantería eran un suicidio contra las ametralladoras. El combate consistía en colocarse en un agujero estrecho y fangoso mientras toneladas de explosivos caían desde el cielo. La guerra de trincheras combinaba el terror con la desesperación, y provocó que el trastorno mental conocido como "neurosis de guerra" fuera más frecuente que nunca. Los síntomas iban desde el terror paralizante hasta las alucinaciones. al principio se pensó que era un especie de lesión cerebral causada por la fuerza de las explosiones. A fines de 1916, los médicos establecieron que se trataba de un problema emocional.
En la Primera Guerra Mundial, la neurosis de guerra
 era considerada una enfermedad psiquiátrica como resultado
de lesión de los nervios durante el combate

Los franceses mantenían a las bajas por neurosis de guerra cerca del frente bajo el mando de oficiales que se recuperaban de heridas físicas. Los británicos por lo general los enviaban de vuelta a Inglaterra y la mayoría de ellos, sorprendentemente, empeoraba: algunos, incluso, quedaban incapacitados para siempre. Los soldados franceses, en cambio, se recuperaban en poco tiempo y volvían, en la mayoría de las veces, al campo de batalla. Una comisión norteamericana enviada a Europa para estudiar la neurosis por si los Estados Unidos entraba en la guerra apoyó la técnica adoptada por los franceses, que pronto fue adoptada en todo el bando aliado. Era la primera guerra en la que los psiquiatras sirvieron como miembros integrales de los equipos médicos militares. 

En los años cuarenta, los psiquiatras intentaron prevenir el estallido del del síndrome declarando "inútiles" a soldados con falta de "fibra moral". Aunque los rechazos por problemas psiquiátricos fueron mucho más habituales que en la Primera Guerra Mundial, la neurosis de guerra fue más frecuente en razón de tres a dos, agravada por las tensiones de un conflicto más violento e ideologizado. La práctica de tener a los soldados en recuperación cerca del frente fue utilizada de nuevo.


Documental

Tercer episodio de la serie documental "La Primera Guerra Mundial en colores".






© carlitosber.blogspot.com.ar, Julio 1 MMXIV

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