domingo, 24 de agosto de 2014

Crisis de entre Guerras (12° Parte)


LA MODERNIZACIÓN DEL EXTREMO ORIENTE 
Tercera Parte: Japón, de la Primera Guerra Mundial a la Segunda Guerra Sino-Japonesa



El final de la Era Meiji y la Primera Guerra Mundial

Emperador Taishō  (1879 - 1926)
El período Meiji finalizó con la muerte del emperador en 1912 y el consiguiente ascenso al trono del Emperador Taishō. El nuevo emperador era un hombre sumamente enfermo y débil, tanto física como mentalmente, por lo que durante su mandato se mantuvo alejado de cuestiones políticas y las decisiones del gobierno recayeron en la Dieta y su gabinete. Debido a su incapacidad, su hijo Hirohito fue nombrado «Príncipe regente» en 1921.

Buscando afianzar su esfera de influencia en China y aprovechando que Alemania estaba ocupada en el escenario europeo, Japón le declaró la guerra en agosto de 1914 y rápidamente ocupó los territorios arrendados por este país en la provincia de Shandong en China, así como las Islas Marianas, las Carolinas y las Islas Marshall en el Pacífico. 

Japón además intentó consolidar su posición en China aprovechando que sus aliados estaban ocupados en la guerra, por lo que intentó que este país firmara las «Veintiuna exigencias», las cuales prácticamente convertirían a China en un protectorado japonés. Ante el repudio internacional, un creciente sentimiento antijaponés en China, así como la demora del gobierno chino, finalmente en mayo de 1915 se firmó un tratado de trece demandas, entre las cuales se contemplaba que China no daría en concesión islas o costas a terceros.

En 1917 los Estados Unidos entraron en la guerra y se encontraron como aliados de los japoneses a pesar de las fricciones causadas por la situación en China y la competencia por ganar influencia en el Pacífico. Con el afán de evitar tensiones, se firmó el Acuerdo Lansing-Ishii en noviembre de ese mismo año.

En 1919 Japón se encontró del lado de las «grandes cinco» potencias durante la Conferencia de Paz de Versalles. A Japón se le concedió un asiento permanente en la Sociedad de Naciones y además se le transfirieron los derechos que había tenido Alemania sobre Shandong. Finalmente, las islas del Pacífico que poseía Alemania fueron puestas bajo mandato japonés, llamado Mandato del Pacífico Sur.


La "democracia Taishō" y el  Gran Terremoto de Kantō

Desde la instauración de un nuevo sistema político con la Constitución Meiji sólo miembros de la élite aristócrata tenían acceso a los puestos elevados en los partidos políticos, los gabinetes, la Cámara de Pares o de los consejeros del emperador, pero entre 1918 y 1932 la situación política del país cambió: aunque los partidos políticos seguían siendo liderados por la élite, los políticos se vieron obligados a trabajar coordinadamente con la corte, la burocracia y los militares debido a una consciencia más democrática de las masas, quienes además comenzaron a agruparse y los estudiantes se volvieron políticamente activos. Por consecuencia, los partidos jugaron un papel protagónico en la política nacional.

Otro cambio importante tuvo lugar en 1925, cuando se estableció el sufragio universal para los varones, lo cual incrementó la base electoral a más de doce millones.

Desolación de Nihonbashi y Kanda vista desde el techo del edifico Dai-ichi Sogo, Kyōbashi.
El 1 de septiembre de 1923, poco antes del medio día ocurrió uno de los terremotos más fuertes de la historia en la región de Kantō, con una magnitud estimada en los 8,3 grados en la escala de Richter. El movimiento en las placas tectónicas ocasionó además un fuerte tsunami: en Kamakura las olas llegaron a alcanzar los 5 metros de altura, mientras que en Atami alcanzaron los 13.150 metros.

Se calcula que alrededor de 110.000 personas perdieron la vida, ya fuera por los efectos del terremoto, el tsunami subsecuente, así como una gran cantidad de incendios que se prolongaron durante varios días.

A las pérdidas humanas por las causas anteriores también se le debe de agregar las resultantes de varias olas de violencia en contra de activistas políticos, coreanos y chinos por parte de civiles, policías y militares que tuvieron lugar durante algún tiempo después de la tragedia.


El comienzo de la Era Shōwa 

Emperador Shōwa (1901 - 1989)
El Emperador Taishō falleció el 25 de diciembre de 1926 después de un breve reinado y a partir de esta fecha el príncipe regente Hirohito fue investido como el nuevo emperador de Japón, comenzando así la era Shōwa.

En el mensaje en su coronación que fue leído al pueblo y al ejército, el recientemente coronado emperador hizo referencia a la Primer Guerra Mundial: "He visitado los campos de batalla de la Gran Guerra en Francia. En presencia de tal devastación, entiendo la bendición de la paz y la necesidad de la concordia entre las naciones."

Pero estas promesas pacifistas se verían conmovidas durante la crisis económica desatada por el Crack Financiero de 1929, Japón descendió al caos político con el colapso momentáneo del capitalismo y la amenaza creciente del comunismo, dando todo el poder al ultranacionalismo imperialista.

Los militares ultranacionalistas, que ya tenían prácticamente el control de la política exterior japonesa, liquidaron la "democracia Taishō" por una dictadura militar y acercaron a Japón al Eje fascista europeo Roma-Berlín; al tiempo que impusieron una ideología imperialista en la sociedad japonesa, mentalizándola para una gran guerra de conquista.


La Segunda Guerra Sino-Japonesa

En 1922, con el Tratado Naval de Washington, el número de navíos de la Armada Imperial Japonesa se vio limitado por debajo de las flotas norteamericana y británica, lo que aumentó la molestia ya existente en Japón por haber tenido que abandonar las regiones obtenidas en China durante la guerra Ruso-Japonesa. Japón además se sintió ofendido principalmente por el hecho de que potencias extranjeras ocuparan lo que consideraban su esfera de influencia. La única zona extensa de donde podían obtener la materia prima necesaria para el desarrollo de su economía sin depender de las importaciones era China y en 1931 decidió invadir y ocupar Manchuria, para luego invadir China en 1937.  

Tropas japonesas custodiaban las vías del ferrocarril de Manchuria, pues a través de éstas diversos recursos eran transportados hasta puertos en Corea, desde donde finalmente eran enviados a Japón. En septiembre de 1931 estallaron explosivos en dichas vías, en lo que se conoce como «Incidente de Mukden». El gobierno japonés decidió entonces enviar tropas a ocupar toda Manchuria, formando además un gobierno títere llamado Manchukuo bajo el mando nominal del emperador Pu-Yi.

El general Iwane Matsui entrando en Nankín.
En los años siguientes tuvieron lugar pequeños enfrentamientos, pero en 1937, después del «Incidente del Puente de Marco Polo» donde tropas japonesas fueron atacadas a las afueras de Pekín, comenzó abiertamente la guerra con China. Rápidamente Japón atacó las principales ciudades costeras, y para diciembre de ese mismo año ya se encontraban a las afueras de la capital nacionalista, Nankín. Cuando la ciudad se rindió frente a los invasores, el Ejército Imperial llevó a cabo actos de suma crueldad contra la población civil, acontecimientos conocidos como la «masacre de Nankín».

Víctimas de la masacre en la costa del río Yangtze, mientras un soldado japonés posa para la foto.
Los crímenes de guerra cometidos durante este episodio incluyen el pillaje, la violación, y la matanza de civiles y prisioneros de guerra. El alcance de las atrocidades es debatido entre China y Japón, que van desde la afirmación del gobierno chino de una cifra de muertos no combatientes superior a 300.000, hasta la afirmación del ejército japonés en el Tribunal Militar Internacional de Extremo Oriente (conocida como el Tribunal de Guerra de Tokio) después de la Segunda Guerra Mundial, de que las cifras de muertos eran todas de militares y que no hubo masacres organizadas o atrocidades cometidas contra los civiles. El Tribunal de Guerra de Tokio juzgó un caso en que el número total de muertes fue de 250.000. En la sentencia de muerte emitida contra el comandante del ejército japonés en Nankín, el general Iwane Matsui, la cifra fue establecida en 100.000.

La invasión japonesa supuso también el final de la persecución a la que el gobierno del Kuomintang (KMT) había sometido al Partido Comunista de China. Aunque Chiang Kai-shek era al principio reacio a esta colaboración, tuvo que aceptarla a raíz del incidente de Xi'an, cuando el mariscal Zhang Xueliang, militar favorable a una alianza lo detuvo, manteniéndolo prisionero hasta que aceptó el establecimiento de un frente nacional contra a la agresión japonesa.

El Partido Comunista se reagrupó en su base norteña de Yan'an, ciudad desde la cual controlaban una parte de Shaanxi y de Mongolia Interior, así como la totalidad de Gansu y Ningxia. Muchos intelectuales afines al Partido Comunista, como la escritora Ding Ling, se unieron a los comunistas en Yan'an, mientras el régimen debilitado de Chiang Kai-shek mantenía un control tenue sobre el sur de China desde la capital provisional de Chonqqing.

A inicios de 1938 el KMT ordenó un contraataque en Xuzhou, se prepararon más de 600.000 hombres que sorprendieron al enemigo, que contaba sólo con 240.000 soldados en la zona. Sin embargo, el poder del ejército nipón se demostró nuevamente cuando en dos semanas la ofensiva fracasó y los chinos tuvieron que retirarse con 100.000 bajas. Al final, la batalla únicamente contribuyó a debilitar aún más la posición del KMT.

A mediados de ese año se produjo la mayor batalla de la guerra, la de Wuhan, la última gran ciudad industrial que no se hallaba ya bajo control japonés, cuando un ejército japonés de 350.000 hombres al mando de Príncipe Kan'in Kotohito atacó la estratégica ciudad a orillas del río Yangtsé. El mayor centro productor de acero y carbón al sur de Manchuria, centro ferroviario de diversas líneas y de gran población, su pérdida podía suponer un enorme revés para el esfuerzo bélico chino. Chiang Kai-shek no estaba dispuesto a perderla por lo que movilizó 1.100.000 hombres para su defensa (incluyendo muchas de sus tropas de élite). Los chinos se defendieron ferozmente causando graves bajas a sus rivales, aunque la ciudad terminó cayendo en manos japonesas el 21 de octubre, no sin que las tropas chinas lograran evacuarla dos días antes e impedir su aniquilamiento. Los chinos sufrieron 400.000 bajas militares y 500.000 civiles, los japoneses 140.000. 

Tras esta batalla los japoneses detuvieron su avance y el frente empezó a estancarse. En julio y agosto, los duros enfrentamientos fronterizos entre soviéticos y japoneses avivaron las esperanzas chinas de que finalmente la URSS entraría en guerra con Japón. El acuerdo bilateral para acabar con el incidente alcanzado a comienzos de agosto eliminó tal posibilidad. A finales de 1938, Japón controlaba el norte y una sección importante del centro de China. No obstante, la negativa de los gobernantes chinos a rendirse, a pesar de los desastres militares, frustraron las esperanzas japonesas de una victoria rápida.

Fuente: http://www.ediciona.com/guerra_chino_japonesa-dirpi-17823.htm



© carlitosber.blogspot.com.ar, Agosto 24 MMXIV
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